El lunes pasado, apenas veinticuatro horas antes de que se conociese la
noticia de la muerte de Jeanne Moreau, había visto en vídeo la película de Josée
Dayan Cet amour-là (Ese
amor, 2001), donde la actriz
francesa encarna a la escritora y cineasta Marguerite Duras. Moreau trabajó a las órdenes de Duras en Nathalie Granger e India Song, película en la que prestó su voz grave y envolvente para la
canción principal, compuesta por el músico argentino Carlos
d’Alessio, "especialista en construir músicas falsas para sentimientos
verdaderos", según el crítico Ramón de España. Por más que el personaje de Catherine en Jules y Jim de François Truffaut fue la base sobre la
que Moreau sentó la base de su carrera cinematográfica, la Duras de Moreau es una de sus grandes
interpretaciones: una mujer sin escrúpulos que es capaz de obviar la felicidad de su amante, treinta y ocho años menor que ella, con el fin de lograr un amor egoísta, “ese amor” del título de la película, basada en el libro autobiográfico de Yann Andréa. Es difícil reconocer en “Ese amor” a la autora de El amante en sus últimos años; más que sobrevivir a su propio personaje de nínfula adolescente, lo
utilizó para tomar impulso y acabar haciendo lo que le vino en gana, ya
fuese emborracharse hasta perder la conciencia, encerrada en su piso de la rue Saint-Benoît,
número 5, de París, o liarse con un estudiante de filosofía,
Yann Andréa, a quien convirtió en su
secretario, su albacea, su chófer, su enfermero y su amante. Yann Andréa puso
un precipitado, elegíaco epílogo a la vida de
Duras, que no soportaba "la separación entre las palabras, el espacio blanco
entre usted y yo". En el guión de la película Hiroshima mon amour, Duras escribió: “Devórame. Defórmame hasta
la fealdad”. Eso fue lo que hizo ella con Yann Andréa, que respondía al nombre
de Yann Lemée. Pero Duras decidió cambiárselo para mejorar el sonido: "Suprime
mi apellido paterno. Mantiene el nombre de pila, Yann. Y añade el nombre de
pila de mi madre: Andréa. Seguramente, elige el nombre de mi madre debido a la
vocal repetida, a la a, a
la asonancia. Dice: con este nombre, puede usted vivir tranquilo, todo el mundo
lo recordará, imposible olvidarlo". Ella es así. Lo que no le
gusta, lo cambia, sin que nadie se lo impida, y él menos que ninguno.
"No podíamos dejarnos. Yo no podía
dejarla. Ella no podía dejarme. Estábamos siempre a punto de hacerlo. Dejarnos.
Yo, cuando ya no podía vivir aquel infierno con ella, me iba a ese hotel cerca
de la estación de Austerlitz, me escondía allí durante unos días. Salía por la
noche a beber cervezas en el bar de la estación, mezclado con los viajeros, las
maletas, nadie me ve, nadie va a buscarme allí entre la multitud que espera los
trenes. Quiero beber una última cerveza antes de ir al hotel y matarme. Es la última
noche. Dentro de unas horas estaré muerto. No me muevo de aquí, más cervezas, empiezo a estar borracho. [...] Me tomo una última cerveza y
me voy a la habitación. No me muero. La tercera noche telefoneo. Ella viene.
Todo vuelve a empezar".
Yann Andréa, Ese amor