martes, 15 de agosto de 2017

Nueva York se multiplica cuando no miras

No es cierto que Nueva York, en todas las lenguas, signifique oportunidad. Pero resulta innegable que hay todo un imaginario creado por la literatura y el cine sobre Nueva York, desde los cuentos de O’Henry situados en el bajo del West Side (La habitación amueblada) a las novelas de Paul Auster (Ciudad de cristal, Fantasmas, La habitación cerrada), pasando por las películas de Woody Allen (Annie Hall, Manhattan), y, en cambio, apenas hay alguno dedicado a Augusta, la capital de Maine, a no ser por algunas novelas de Stephen King y John Irving, situadas en este estado ubicado en la región noreste de Estados Unidos. Tras los atentados de Nueva York del 11 de septiembre de 2001 se multiplicaron por cien los libros dedicados a glosar la rica vida de la ciudad de los rascacielos, entre ellos El coloso de Nueva York (The Colossus of New York, 2003), de Colson Whitehead, que Literatura Random House reeditará en septiembre coincidiendo con la publicación en la misma editorial de su última novela El ferrocarril subterráneo (The Underground Railroad, 2016), galardonada con el premio Pulitzer 2017. En octubre también llegará a las librerías la reedición de su novela Zona Uno (Zone One, 2011; Destino, 2017), ambientada en un Nueva York postapocalíptico, que nada tiene que ver con el terrorismo sino con los zombis. Whitehead escribió El coloso de Nueva York como homenaje a la ciudad en la que nació en 1969, pero también para deshacer algunos malentendidos: "Los libros de historia y los documentales televisivos están siempre tratando de proporcionarte todo tipo de datos acerca de Nueva York. Que Canal Street había sido un canal. Que el parque Bryant era un embalse. Paparruchas. Yo he estado en Canal Street y la única vez que vi correr un río por allí fue durante el último reventón. No escuches nunca lo que la gente te cuente de Nueva York, porque si no lo presencias, no forma parte de tu Nueva York y lo mismo daría que fuera Jersey. [...] La ciudad de Nueva York en que tú vives no es mi ciudad de Nueva York; ¿cómo podría serlo? Este lugar se multiplica cuando no miras". ¿Auténtica memoria del barrio? No diré que no. Es lo primero que he pensado leyendo: "Eres neoyorquino cuando lo que estaba antes es más real y está más vivo que lo que hay ahora". Para Whitehead no hay otra ciudad como Nueva York. No sólo porque Nueva York cambia cada minuto, sino también porque sólo confiará sus secretos a quien éste dispuesto a darle el tiempo que necesita. 




"Yo estoy aquí porque nací aquí y en consecuencia no sirvo para ningún otro sitio, pero tú no sé. Quizá también seas de aquí y antes o después descubriremos que vivíamos a una manzana de distancia y ni siquiera lo sabíamos. O quizá te mudaste hace un par de años por cuestiones de trabajo. Quizá estudiabas aquí. Quizá viste el panfleto. La ciudad ha dedicado una cantidad considerable de tiempo y de dinero en prepararlo, con todo el conjunto de películas, programas televisivos y canciones... la idea esa de que ‘Aquí puedes conseguirlo’. La ciudad también ha dedicado muchos esfuerzos para que tu población natal parezca de lo más sosa y pequeña, solo por si acaso alguna vez te preguntaras por qué a veces resulta una lata regresar a ella”.

Colson Whitehead, El coloso de Nueva York