sábado, 26 de agosto de 2017

Perseguido por demonios

Así tituló el escritor y periodista Gordon Bowker su biografía sobre el autor de Bajo el volcán. Y no es para menos, ya que, además de su alcoholismo galopante, de sus dos matrimonios (con Jan Gabrial y Margerie Bonner), del consumo de antidepresivos y del incendio de su cabaña frente al océano Pacífico el 7 de junio de 1944, Malcolm Lowry tuvo que hacer frente a la pérdida de algunos de sus manuscritos, en concreto el de su primera novela, Ultramarina (Ultramarine, 1933, Tusquets, 2004), que consiguió recuperar gracias a la copia que un amigo había pasado a máquina, y Rumbo al Mar Blanco (In Ballast to the White Sea, 2014), del que hasta ahora existían algunos pequeños pedazos de papel con los bordes quemados, conservados en la Universidad de la British Columbia. La pérdida de esta novela fue un duro golpe para Lowry, pues había estado trabajando en ella durante una década. Rumbo al Mar Blanco fue incluido por Giorgio Van Straten en su Historia de los libros perdidos, aquellos que "el autor escribió, aunque en alguna ocasión no llegó a terminarlos; libros que alguien vio, tal vez incluso leyó, y que luego fueron destruidos y nunca más se supo de ellos". En la Historia de Van Straten, Rumbo al Mar Blanco ocupa un lugar de (des)honor junto a las Memorias de Lord Byron (destruidas por su hermanastra Augusta Leigh y su amigo John Cam Hobhouse), el manuscrito de El Mesías de Bruno Schulz (perdido en el campo de concentración de Drohobycz) y la novela inédita Double Exposure de Sylvia Plath (que supuestamente destruyó su marido el poeta Ted Hughes, o tal vez se encuentre entre los materiales inéditos de Plath que éste donó a la Universidad de Georgia y que no podrán ser consultados hasta 2022). Sea como sea, el caso es que Rumbo al Mar Blanco ya no se puede considerar un libro perdido. Durante cuarenta años una copia en papel carbón de esta novela permaneció oculta en la casa de la ex suegra de Lowry, la madre de su primera mujer, Jan Gabrial (1911-2001), quien decidió sacarla de su escondite después de la muerte de Margerie Bonner (1905-1988), con la que mantuvo una larga disputa por el legado literario del autor. Ahora ve la luz en España en la editorial Malpaso, en traducción de Ignacio Villaro. En la dedicatoria pone: A Jan Gabrial. Tal vez fuera ésta la causa oculta de que la novela permaneciera perdida, pero, en cualquier caso, tenemos que agradecerle el habernos dado la posibilidad de disfrutar de su lectura. No sé que hubiera dicho Lowry de todo esto. Él nunca se recuperó de esa pérdida que hoy sabemos no fue tal. Perseguido por demonios y mujeres enfrentadas entre sí, murió el 26 de junio 1957.




"Ocho meses como mozo carbonero de un buque de carga antes de entrar en la universidad, por mucho que le hubiera podido quemar, por mucho que pudiera haber sido (que por fuerza fuera) más revelador del orden social de lo que pueda expresarse con palabras, no le habían servido al parecer más que para convencerle de lo que ya sabía y todo el mundo sabe: que la vida era tan profunda e infinitamente terrible y misteriosa como el mar. Y cuando volvió, lleno de quemaduras, delgado, endurecido e insomne como estaba al principio, fue únicamente para descubrir que su hermano Tor, quedándose en casa, había alcanzado una mayor madurez que él".

Malcolm Lowry, Rumbo al Mar Blanco