Así tituló el escritor y periodista Gordon Bowker su
biografía sobre el autor de Bajo el volcán. Y no es para menos, ya que, además de
su alcoholismo galopante, de sus dos matrimonios (con Jan Gabrial y Margerie
Bonner), del consumo de antidepresivos y del incendio de su cabaña frente al océano Pacífico el 7 de junio de 1944, Malcolm Lowry tuvo que hacer frente a la
pérdida de algunos de sus manuscritos, en concreto el de su primera novela,
Ultramarina (Ultramarine, 1933, Tusquets, 2004), que consiguió recuperar gracias a la copia que un amigo había pasado a máquina, y Rumbo al Mar Blanco (In
Ballast to the White Sea, 2014), del que hasta ahora existían algunos pequeños pedazos de
papel con los bordes quemados, conservados en la Universidad de la British
Columbia. La pérdida de esta novela fue un duro golpe para Lowry, pues había
estado trabajando en ella durante una década. Rumbo al Mar Blanco fue incluido por Giorgio Van
Straten en su Historia de los libros perdidos, aquellos que "el autor escribió, aunque
en alguna ocasión no llegó a terminarlos; libros que alguien vio, tal vez
incluso leyó, y que luego fueron destruidos y nunca más se supo de ellos". En
la Historia de
Van Straten, Rumbo al Mar Blanco ocupa un lugar de (des)honor junto a las Memorias de Lord Byron (destruidas por su
hermanastra Augusta Leigh y su amigo John Cam Hobhouse), el manuscrito de El Mesías de Bruno Schulz (perdido en el
campo de concentración de Drohobycz) y la novela inédita Double Exposure de Sylvia Plath (que supuestamente
destruyó su marido el poeta Ted Hughes, o tal vez se encuentre entre los materiales inéditos de Plath que éste donó a
la Universidad de Georgia y que no podrán ser consultados hasta 2022). Sea como
sea, el caso es que Rumbo al Mar Blanco ya no se puede considerar un libro perdido. Durante
cuarenta años una copia en papel carbón de esta novela permaneció oculta en la
casa de la ex suegra de Lowry, la madre de su primera mujer, Jan Gabrial
(1911-2001), quien decidió sacarla de su escondite después de la muerte de Margerie Bonner (1905-1988), con la que mantuvo una larga
disputa por el legado literario del autor. Ahora ve la luz en España en la
editorial Malpaso, en traducción de Ignacio Villaro. En la dedicatoria pone: A
Jan Gabrial. Tal vez fuera ésta la causa oculta de que la novela permaneciera
perdida, pero, en cualquier caso, tenemos que agradecerle el habernos dado la
posibilidad de disfrutar de su lectura. No sé que hubiera dicho Lowry de todo
esto. Él nunca se recuperó de esa pérdida que hoy sabemos no fue tal.
Perseguido por demonios y mujeres enfrentadas entre sí, murió el 26 de junio
1957.
"Ocho meses como mozo carbonero de un buque de carga antes
de entrar en la universidad, por mucho que le hubiera podido quemar, por mucho
que pudiera haber sido (que por fuerza fuera) más revelador del orden social de
lo que pueda expresarse con palabras, no le habían servido al parecer más que
para convencerle de lo que ya sabía y todo el mundo sabe: que la vida era tan
profunda e infinitamente terrible y misteriosa como el mar. Y cuando volvió,
lleno de quemaduras, delgado, endurecido e insomne como estaba al principio,
fue únicamente para descubrir que su hermano Tor, quedándose en casa, había alcanzado
una mayor madurez que él".
Malcolm Lowry, Rumbo al Mar Blanco