martes, 11 de julio de 2017

La cosa más parecida a Voltaire

Hace diez años nos dejó el último espécimen de una especie extinguida, Kurt Vonnegut (1922-2007), un escritor que hizo frente con sus obras satíricas a la hipocresía de una sociedad de triunfadores. El mejor elogio empero lo recibió de George W. Bush, hijo. En 2005, molesto por las hirientes críticas del escritor sobre la intervención armamentística de Estados Unidos en Irak, en un rapto de despotismo deslustrado, el presidente le llamó payaso. La intención, por supuesto, no era alabar el humor del que Vonnegut siempre hizo gala en sus novelas, pero a la postre resultó reveladora. Los payasos, bufones, histriones, o como quiera que se les quiera llamar, han tenido siempre el coraje de decirles a la cara a los reyes, emperadores o monarcas, las verdades que no quieren oír. Para Vonnegut lo cómico era una "parte tan integral en mi vida que empiezo a trabajar en una historia sobre cualquier tema y, si no encuentro elementos cómicos, la dejo". Pese a haber nacido en Indianápolis, Vonnegut no se cansó de repetir que era "un hombre sin patria", frase que utilizó como título de una recopilación de artículos breves, brillantes y llenos de humor negro, donde no dejaba títere (Bush) con cabeza: "Por ahora sé que no existe la más remota posibilidad que Estados Unidos llegue a ser un país humano y razonable. Porque el poder nos corrompe, y el poder absoluto nos corrompe de forma absoluta Los seres humanos somos chimpancés que nos emborrachamos con el poder. ¿Acaso al decir que nuestros dirigentes son chimpancés borrachos de poder me arriesgo a desmoralizar a nuestros soldados que luchan y mueren en Oriente Medio? Su moral, al igual que muchos cuerpos sin vida, ya está completamente hecha pedazos". En el bachillerato fue Vonnegut mi escritor de cabecera, al igual que lo fue para los consumidores de ciencia-ficción de los años 60, así como para algunos estudiosos de la cultura de masas y algunos cronistas de la American way of life como Tom Wolfe, quien calificó al autor de Matadero cinco (Slaughterhouse-Five, 1969) como "la cosa más parecida que hemos tenido a Voltaire". Ahora que Trump es la cosa más parecida a Bush que tenemos sería bueno volver a leer a Vonnegut.




"Si este libro es tan corto, confuso y discutible, es porque no hay nada inteligente que decir sobre una matanza. Después de una carnicería sólo queda gente muerta que nada dice ni nada desea; todo queda silencioso para siempre. Solamente los pájaros cantan. ¿Y qué dicen los pájaros? Todo lo que se puede decir sobre una matanza; algo así como ¿Pío-pío-pi?".

Kurt Vonnegut, Matadero cinco