Con este breve título no quiero referirme a la novela del Premio Nobel de Literatura Patrick Modiano La Petite Bijou (2001), de próxima publicación en Anagrama con el título de Joyita, sino a la novela Casandra y el lobo (Η Κασσάνδρα και ο Λύκος, 1976) de la
escritora griega Margarita Karapanou, rescatada —gracias, gracias y, de nuevo,
gracias— por la editorial Ardicia. Detrás de las actos más inocentes muchas
veces se esconden los desplazamientos del alma más profundos y las
consecuencias más difíciles de asumir. Los juegos de la pequeña Casandra son
sencillos y aparentemente transparentes, pero llenos de sentidos ocultos que
van liberándose a medida que el lector se adentra en la intimidad familiar, opresiva
y desasosegante, cargada de violencia interna, que se respira con los pulmones
oprimidos. Casandra y el lobo es una novela de una magnitud mayor que la suma de sus pequeños
capítulos. Todos están atravesados por una mezcla insólita de ternura y
profundidad. Comparada con las otras dos grandes novelas sobre lo que de verdad
supone la infancia, Casandra y el lobo no tiene nada que envidiar a El gran cuaderno de Agota Kristof y Ojo de gato de Margaret Atwood. Una joyita para exhibir
con orgullo en la biblioteca.
"Un día, mi madre, Casandra, me trajo como regalo una
muñeca muy bonita. Era grande y tenía el pelo de cordeles amarillos. La acosté
en su cajita, aunque antes le corté los pies y las manos para que cupiese. Otro
día le corté la cabeza para que no pesara tanto.
Me gusta mucho más así".
Me gusta mucho más así".
Margarita Karapanou, Casandra y el lobo