lunes, 23 de abril de 2018

El libro más hermoso del mundo

Karel Čapek se aproximó a algo parecido a lo que estamos viviendo y lo que vendrá en La guerra de las salamandras (Válka s Mloky, 1936), un título prácticamente fijo en todas las encuestas sobre las mejores novelas de ciencia ficción del siglo XX, aunque no ha conseguido, sin embargo, calar en el imaginario popular como La guerra de los mundos de H.G. Wells, Un mundo feliz de George Orwell o Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. La culpa no la tiene el escritor checo, sino las pobres ediciones españolas de su novela, impresa en formato pequeño, con caracteres malos y minúsculos y papel de pésima calidad. Ahora su suerte va a cambiar, gracias a dos magníficas ediciones que merecen ser destacadas, la de Libros del Zorro Rojo, con traducción de Anna Falbrová e ilustraciones del artista pop Hans Ticha, que lo convierten en el libro más hermoso del mundo; y la de Impedimenta, con el título La guerra con las salamandras, traducida por Patricia Gonzalo de Jesús, de próxima aparición. Escrita al margen de la entonces desprestigiada literatura de ciencia ficción, la obra de Čapek ha sido reivindicada en los últimos años como una de las novelas fundacionales del género distópico. La guerra de las salamandras es una parábola futurista cuyo significado se encuentra menos en su historia —un marino mercante holandés descubre una especie gigante de salamandras inteligentes en una isla remota del sureste asiático a las que enseña a hablar y con el tiempo se convierten en mano de obra barata— que en su escalofriante premonición de la naturaleza totalitaria del régimen nazi que se avecinaba, y que más tarde prohibiría el libro de Čapek, sin saber que le estaban haciendo un favor al ponerlos en la lista de autores y libros calificados por el Tercer Reich como "nocivos e indeseables” junto a Joseph Roth, Thomas Mann o Franz Kafka. Se trata de un clásico indiscutible que, al mostrar el lado oscuro del humanismo científico y tecnológico, se erigió en martillo de los totalitarismos, del capitalismo sin escrúpulos, de la explotación laboral, de la carrera armamentística y de la lucha por la supremacía tecnológica. Qué mejor lectura que La guerra de las salamandras para celebrar el Día del Libro.




“Me sentiría muy aliviado si las salamandras se enfrentasen a los humanos pidiendo alguna reivindicación, exigiendo algo. Entonces se podría tratar con ellas, hacer diferentes concesiones, contratos o compromisos. Pero su silencio es terrible. Me asusta su incomprensible demora. Podrían, por ejemplo, pedir ciertas ventajas políticas. [...] Pero las salamandras no piden nada más que aumentar su rendimiento y sus encargos. Hoy ya podemos preguntar adónde irá a parar todo esto. A veces se ha hablado del peligro amarillo, negro o rojo; pero en aquellos casos se trataba de seres humanos, con lo cual lograríamos, más o menos, imaginar qué podrían querer. Pero, aunque no tengo idea de cómo ni contra qué estaremos obligados a defendernos, una cosa sé, por lo menos, con seguridad: que si a un lado están las salamandras, al otro estará toda la humanidad”. 

Karel Čapek, La guerra de las salamandras