Aunque se
suele clasificar a James Ellroy en el género negro, especialmente en el hard
boiled acuñado por Dashiell Hammett y Raymond
Chandler en la primera mitad del siglo XX, para el autor del Cuarteto de Los
Ángeles (La dalia negra, El gran desierto, L.A. Confidential y Jazz blanco) nada es blanco y negro. En su obra novelística hay lugar también para
el amor, la redención y el martirologio familiar, como en su libro menos
conocido pero sin embargo más personal, Mis rincones oscuros (My Dark Places, 1996;
Literatura Random House, 2018), donde narra cómo llegó a ser quién es —un
escritor con todas las letras, un escritor a perdurar más allá de las fronteras
de la novela negra—
a partir del asesinato no resuelto de su madre Geneva (Jean) Hilliker a finales
de los años cincuenta. Esa muerte
violenta no sólo trastocó la vida de Ellroy, sino que además le convirtió en
una víctima más. Ellroy tenía diez años cuando su madre fue violada y estrangulada el 22
de junio de 1958 en El Monte, Los Ángeles, lo que le llevó a arrastrar hasta bien entrada la madurez un
sufrimiento brutal, un dolor infinito que le condujo a la autodestrucción
y sus diversas formas de manifestarse:
alcoholismo, drogadicción, delincuencia, violencia. Sus relaciones con las
mujeres también estuvieron capitalizadas por el dolor: "Yo era un tornado que
pasaba por sus vidas. Recibía sexo y escuchaba sus historias. Les contaba la
mía. Intenté que funcionaran una serie de emparejamientos, unos breves y otros
más prolongados. [...] Yo siempre daba el hachazo en la mayoría de mis
relaciones. Me encantaba cuando alguna mujer me calaba y agarraba el hacha
primero. Yo nunca cercené mis expectativas románticas. Nunca llevé una línea
suave en el amor. Me sentía mal por las mujeres con las que follaba. Con el
tiempo me acerqué a las mujeres con menos ferocidad. Aprendí a disimular mi
ansia. Aquella avidez fue a parar directamente a mis libros, que se volvieron
cada vez más obsesivos". El viejo precepto de "conócete a ti mismo" se
transforma aquí en el arduo estandarte existencialista de "conoce tu dolor". Mis
rincones oscuros no es en rigor una
novela, sino una foto fija de una época, un mundo y
unas vidas condenadas a cumplir una existencia miserable al otro lado de las
puertas para siempre cerradas del Paraíso. Lo único que hace soportable su
lectura es pensar que todo esto no te pasó a ti.
"El hijo de la víctima era regordete y más alto que la mayoría de los
niños de diez años. Estaba nervioso, pero no se le veía nada afectado. El niño
había llegado a la casa en taxi, solo. Se le informó de la muerte de su madre y
encajó la noticia con calma. Le dijo a un agente que su padre estaba en la
estación de autobuses de El Monte, esperando un vehículo de la compañía Freeway
Flyer que lo llevara de regreso a Los Ángeles. Un coche patrulla recibió la
orden de desplazarse hasta allí para recoger a Armand Ellroy. Padre e hijo no
habían estado en contacto desde que se despidieron en la estación. Ahora
estaban retenidos en habitaciones separadas".
James Ellroy, Mis rincones oscuros