miércoles, 7 de febrero de 2018

Sólo los viajeros acaban

La nueva edición en tapa dura de El entenado (1983; Rayo verde, 2013 [2018]) del escritor argentino Juan José Saer llega justo a tiempo para hacer mejor el crudo invierno a los corazones solitarios. En El entenado, una narración perfectamente introspectiva ("De esas costas vacías me quedó sobre todo la abundancia del cielo"), Saer narra las peripecias de un huérfano que está para pocas bromas. Nadie lo está en el contexto donde transcurre la acción de la novela, el viscoso sudario de las expediciones españolas por el Río de la Plata en el siglo XVI. El protagonista se enrola como grumete en una nave capitana para "llegar a esas regiones paradisíacas" donde espera encontrar "toda la variedad mineral, vegetal y animal de la tierra excesiva y generosa”. Nada más pisar tierra es capturado por los indios colastinés, que además de pacíficos son antropófagos y no ven el momento de hincarle el diente como han hecho con el resto de sus compañeros de expedición: "De la carne que iba asándose llegaba un olor agradable, intenso, subiendo junto con las columnas de humo espeso que demoraban en disgregarse hacia el cielo. El origen humano de esa carne desaparecía, gradual, a medida que la cocción avanzaba; la piel, oscurecida y resquebrajada, dejaba ver, por sus reventones verticales, un jugo acuoso y rojizo que goteaba junto con la grasa; de las partes chamuscadas se desprendían astillas de carne reseca y los pies y las manos, encogidos por la acción del fuego, apenas si tenían un parentesco remoto con las extremidades humanas. En las parrillas, para un observador imparcial, estaban asándose los restos carnosos de un animal desconocido".  Pero para su sorpresa, los indios lo mantienen con vida y lo tratan como a uno más —entenado significa hijastro— de la tribu. Todo esto llega al lector sin excesos, sin que Saer cargue nunca la mano en ningún registro. Hay un delicado equilibrio entre lo real y lo maravilloso. Lo primero es necesario para captar nuestra atención; lo segundo trae de su mano a la mejor literatura en general, y a la mejor literatura latinoamericana en particular. Si tuviera que citar tres grandes obras de esta última, serían Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, Rayuela de Julio Cortázar y El entenado de Juan José Saer. Para el que lo lee por primera vez, El entenado es todo un viaje de descubrimiento. Para el que lo ha leído, nunca está de más hacerlo de nuevo, porque "el viaje no acaba nunca. Sólo los viajeros acaban", como escribió José Saramago.




"No era el no ser posible del otro mundo sino el de éste lo que los aterrorizaba. El otro mundo formaba parte de éste y los dos eran una y la misma cosa; si éste era verdadero, el otro también lo era; bastaba que una sola cosa lo fuese para que todas las otras, visibles o invisibles, cobrasen, de ese modo, realidad". 

Juan José Saer, El entenado