viernes, 8 de octubre de 2021

Cry macho

¿Quién nos iba a decir que después de la excelente novela corta de E. Annie Proulx Brokeback Mountain (1997) íbamos a encontrar otra novela del vaqueros —igualmente magnífica, pero escrita treinta años antes— sobre la masculinidad herida por el rayo del amor que no se atreve a decir su nombre? El poder del perro* (The Power of the Dog, 1967; Alianza, 2021) de Thomas Savage es todo eso y mucho más, y sin necesidad de llorar o sonarse la nariz cuando llegas a la última página del libro. Es imposible decidir qué es lo mejor de esta ficción escrita por Savage a partir de personajes que conoció en su infancia en un rancho de Montana: si el cariño que le coges a todos sus personajes: George, Rose, Peter, Johnny e incluso al gallito Phil, que se gana el odio unánime de todos; esa crítica mordaz a los grandes ganaderos sumidos en una crisis que hunde sus raíces en los cambios sociales producidos con la llegada del siglo XX; o las tramas que se desarrollan entre los protagonistas, siempre bien medidas para que no resulten unas superiores a las otras. O el inicio de la novela: “Phil siempre se encargaba de la castración. En primer lugar, cortaba la bolsa del escroto y la arrojaba a un lado; a continuación, tiraba primero de un testículo y luego del otro, hacía un tajo en la membrana color arcoíris que los rodeaba, la arrancaba y la arrojaba al fuego donde los hierros de marcar resplandecían al rojo vivo. La cantidad de sangre que despedían era sorprendentemente escasa. En pocos instantes, los testículos explotaban como inmensas palomitas de maíz”. O la forma de narrar de Savage de acuerdo a lo que señala la teoría del iceberg. El corazón de la historia se mantiene sumergido, sólo algunas puntas asoman. El hermético Phil Burbank parece vivir en un estado de enfado permanente. Habla sólo lo mínimo necesario y guarda todo lo demás para sí, incluida su latente homosexualidad. Cuando su hermano George se casa con la viuda Rose Wilson y se traslada al rancho a vivir con ellos, Phil hará todo lo posible para destruir la estabilidad de Rose y la de su hijo “mariquita”, Peter. Con ecos del clásico Al Este del Edén de John Steinbeck, El poder del perro es un novela implacable, demoledora y angustiante gracias a una tensión narrativa a la que hay que sumar un naturalismo que corta el aliento. Testículos explotando como inmensas palomitas de maíz. La frase del inicio de la novela da la medida del carácter radicalmente antinostálgico que Savage otorga a esta tragedia (otra más) americana. Cry macho.

 

 


 

Ya  no consideraban que ‘ser vaquero’ fuera un trabajo, el trabajo de un hombre, como en los tiempos de Bronco Henry. Era puro teatro, como lo que veían en las películas, y eso explicaba las cabezadas y espuelas con engarces de plata que los hacía estar siempre arruinados, como también los discos de canciones de vaqueros que compraban en Monkey Ward y escuchaban en sus fonógrafos”.

 

Thomas Savage, El poder del perro

 

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(*) No confundir con la novela de Don Winslow del mismo título publicada en 2005.