En esta guerra silenciosa y no declarada que mantienen el coronavirus y
el mundo, los daños colaterales en el ámbito literario se traducen en librerías
cerradas, novedades aplazadas y ferias y presentaciones canceladas. Afortunadamente, la novela La gran fortuna (The Great
Fortune, 1960; Libros del
Asteroide, 2020) de Olivia Manning llegó a las librerías españolas el 9 de
marzo, apenas unos días antes del anuncio del estado de alarma por parte del
Gobierno. Uno de los personajes clave de La gran fortuna es la ciudad de Bucarest, conocida como la "pequeña París" (Micul París) por su belleza arquitectónica y urbanística. Hasta allí viajan
los recién casados Guy y Harriet Pringle a finales de 1939, cuando toda
Europa se ha levantado en armas contra la amenaza nazi. En Bucarest, donde Guy
tiene un trabajo como profesor de literatura inglesa en la universidad y
Harriet tiene como ocupación principal “atravesar la solitaria travesía de su matrimonio”, en
palabras de la escritora Rachel Cusk, autora del Epílogo, los protagonistas son testigos de la
llegada de los últimos restos del ejército polaco derrotado, vencido en la
invasión alemana de Polonia. A este suceso histórico, siguen otros como un
ruido lejano pero que tendrían consecuencias radicales para el devenir de la
Segunda Guerra Mundial, como la caída de Francia, la evacuación de las tropas
británicas en Dunkerque y la entrada de Italia en la guerra del lado de
Alemania. En un Bucarest perfectamente recreado, gracias a la elegancia de la
prosa y la viveza de las descripciones, Guy y Harriet se dejan llevar por la
refinada placidez de vivir la bohemia pequeñoburguesa sentados en un café o
paseando por las calles, que, sin embargo, no excluye el compromiso tácito con
la propia vida cuando las cosas se ponen feas. Como cabe el peligro de que
algún lector interprete a Olivia Manning como una revivalista nostálgica, una
rescatadora de formas del pasado para adictos al “ya no se escriben novelas
como las de antes”, como, pongamos por caso, las de Graham Greene o Somerset
Maugham, llenas de intriga y romance, me apresuro a decir que la autora
británica vivió en primera persona los hechos que describe en La gran
fortuna, primer volumen de
la Trilogía balcánica, al
que seguirían los volúmenes The Spoilt City (1962) y Friends and Heroes (1965). Aun rozando el melodrama biográfico
—después de todo “no se recuerdan los días, se recuerdan los momentos”, como
escribió Cesare Pavese, en El oficio de vivir—, La gran fortuna es una novela valiosa tanto por la historia que
cuenta como por la luminosidad de su estilo, que hace que todo el horror de la
Segunda Guerra Mundial parezca una ensoñación.
“Saldremos de aquí porque no tenemos otra opción
—añadió ella—. Nuestra gran fortuna es la vida. Y debemos conservarla”.
Olivia Manning, La gran fortuna