sábado, 4 de abril de 2020

Otras guerras, otros ámbitos

En esta guerra silenciosa y no declarada que mantienen el coronavirus y el mundo, los daños colaterales en el ámbito literario se traducen en librerías cerradas, novedades aplazadas y ferias y presentaciones canceladas. Afortunadamente, la novela La gran fortuna (The Great Fortune, 1960; Libros del Asteroide, 2020) de Olivia Manning llegó a las librerías españolas el 9 de marzo, apenas unos días antes del anuncio del estado de alarma por parte del Gobierno. Uno de los personajes clave de La gran fortuna es la ciudad de Bucarest, conocida como la "pequeña París" (Micul París) por su belleza arquitectónica y urbanística. Hasta allí viajan los recién casados ​​Guy y Harriet Pringle a finales de 1939, cuando toda Europa se ha levantado en armas contra la amenaza nazi. En Bucarest, donde Guy tiene un trabajo como profesor de literatura inglesa en la universidad y Harriet tiene como ocupación principal  “atravesar la solitaria travesía de su matrimonio”, en palabras de la escritora Rachel Cusk, autora del Epílogo, los protagonistas son testigos de la llegada de los últimos restos del ejército polaco derrotado, vencido en la invasión alemana de Polonia. A este suceso histórico, siguen otros como un ruido lejano pero que tendrían consecuencias radicales para el devenir de la Segunda Guerra Mundial, como la caída de Francia, la evacuación de las tropas británicas en Dunkerque y la entrada de Italia en la guerra del lado de Alemania. En un Bucarest perfectamente recreado, gracias a la elegancia de la prosa y la viveza de las descripciones, Guy y Harriet se dejan llevar por la refinada placidez de vivir la bohemia pequeñoburguesa sentados en un café o paseando por las calles, que, sin embargo, no excluye el compromiso tácito con la propia vida cuando las cosas se ponen feas. Como cabe el peligro de que algún lector interprete a Olivia Manning como una revivalista nostálgica, una rescatadora de formas del pasado para adictos al “ya no se escriben novelas como las de antes”, como, pongamos por caso, las de Graham Greene o Somerset Maugham, llenas de intriga y romance, me apresuro a decir que la autora británica vivió en primera persona los hechos que describe en La gran fortuna, primer volumen de la Trilogía balcánica, al que seguirían los volúmenes The Spoilt City (1962) y Friends and Heroes (1965). Aun rozando el melodrama biográfico —después de todo “no se recuerdan los días, se recuerdan los momentos”, como escribió Cesare Pavese, en El oficio de vivir—, La gran fortuna es una novela valiosa tanto por la historia que cuenta como por la luminosidad de su estilo, que hace que todo el horror de la Segunda Guerra Mundial parezca una ensoñación.




“Saldremos de aquí porque no tenemos otra opción —añadió ella—. Nuestra gran fortuna es la vida. Y debemos conservarla”.

Olivia Manning, La gran fortuna