domingo, 4 de julio de 2021

¿Conocen a Dorothy Parker?

Alguna vez, la escritora y colaboradora asidua de revistas como VogueVanity Fair y The New Yorker dijo que nadie te desprecia por ser ladrón, sólo cuando eres una celebridad. Creo que ya va siendo hora de celebrar a Dorothy Parker, una mujer sobre la que han recaído numerosos epítetos, y ninguno halagador: alcohólica, lenguaraz, resentida, arrogante e incluso que usaba el mismo perfume que usaban los sepultureros en los entierros. En el de Scott Fitzgerald, dicen que dijo: “Poor son of a bitch” [Pobre hijo de puta], pero nadie se dio cuenta de que estaba citando la escena del entierro de El gran Gatsby. La autora de La soledad de las parejas, cuya Narrativa completa (Complete Stories, 1995) acaba de reeditar Penguin Random House en su colección de bolsillo, creció siendo una niña tímida que se hacía preguntas ilimitadas en su cabeza. De madre escocesa, padre judío —de apellido Rothschild— y madrastra empeñada en proporcionarle una educación católica, Dorothy cortó pronto amarras con su familia para irse a vivir a Nueva York. Allí comenzó a trabajar para Vogue, donde redactaba notas sobre moda y a veces poemas satíricos sobre el suicidio: “Las navajas duelen; / el río está húmedo. / El ácido mancha; la droga da calambres. / La pistola no es lícita; los nudos atrapan. / Huele fatal el gas; quizá vivir, ¿no?”. De Vogue pasó a Vanity Fair, donde conoció al periodista Robert Benchley —abuelo de Peter Benchley, autor de Tiburón— y al dramaturgo Robert Sherwood. Ambos estaban encantados con la lengua afilada de Dorothy, que nada tenía que ver con la de su homónima de El mago de Oz. El trío estableció su cuartel general en el Algonquin, un hotel al que iba a almorzar, situado en Times Square. Pronto llamaron la atención de otros dos comensales habituales, Franklin Pierce Adams y Alexander Woolcott, con quienes entablaron amistad. Lo que comenzó como una serie de encuentros informales para beber, jugar al póquer y charlar sobre temas de actualidad acabó por institucionalizarse con el nombre de la Mesa Redonda del Algonquin, también conocida como el Círculo Vicioso*. Adams y Woolcott fueron los principales responsables del mito de Dorothy Parker. Su nombre, invariablemente unido a una frase ocurrente o a un comentario sarcástico, comenzó a aparecer en las columnas diarias que ambos escribían para el Herald Tribune y el New York Times: “Como dijo Dorothy Parker…una mierda en tu propio retrete no te molestaría tanto porque sabrías qué hace allí, pero pensar donde está tu propio marido, puede llegar a enloquecerte”.  Para los lectores de las columnas de cotilleo de Adams  y Weoolcott, Dorothy Parker se pasaba la vida de fiesta en fiesta con una copa de martini** en la mano. Por el contrario, sus relatos breves demuestran que no sólo no la conocían en absoluto, sino que era una escritora inteligente, repleta de ingenio, refinamiento y humor.

 


 

“¿Conocen a Dorothy Parker? ¿Cómo es? ¡Oh, es terrible! ¡Es venenosa! Se sienta en un rincón y se queda enfurruñada durante toda la noche, sin decir ni pío. La mujer más sosa que has visto en tu vida. ¿Sabes?, dicen que no escribe ni una palabra de lo que publica. Dicen que paga a un pobre sujeto que vive en una casa de vecinos del sur del East Side, le da diez dólares por semana y se limita a firmar. El pobre individuo se ve obligado a escribir para mantener a su madre paralítica y. a los cinco hermanitos que tiene a su cargo. Durante el día, además,  cose ojales. Oh, es malísima. Qué poco saben, estos idiotas cegatos, que estoy llena de ternura y afecto, que ardo en deseos de dar, dar y dar.  Lo único que ven es este desgraciado envoltorio exterior. Ahora hay un hombre que lo mira. Muy bien, muchacho, adelante, mira lo que quieras. Tiene gracia, ¿no? Parezco tonta de remate, aquí sentada con las manos en la rodilla. Sí, y, además, seré la única en tocarla”.

 

Dorothy Parker, Narrativa completa

 

 

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(*) Véase la película La Sra. Parker y el Círculo Vicioso (Mrs. Parker and the Vicious Circle, 1994) de Alan Rudolph, protagonizada por Jennifer Jason Leigh.

(**) “I like to have a Martini,
 two at the very most.
 After three I’m under the table,
 After four I’m under my host”. [Me gusta tomarme un martini, dos a lo sumo. Después del tercero estoy debajo de la mesa; después del cuarto debajo de mi anfitrión]. Cita atribuida a Dorothy Parker, a pesar de que no está en ninguna de sus obras.