domingo, 7 de marzo de 2021

Es lo que hay

En un determinado momento de mi adolescencia quise ser escritor (y todavía estoy en ello) para poder viajar en el tiempo a falta de algo mejor, como una máquina del tiempo como la del protagonista de la novela homónima de H.G. Wells, o de una droga alucinógena llamada JJ-180, que permite viajar por el tiempo a quien la ingiere en la novela de Philip K. Dick Esperando el año pasado; o de contratar los servicios de una empresa de criogenia o "sueño frío" —tal como se llama en la novela de Robert A. Heinlein Puerta al verano— y despertar treinta años después. Entonces desconocía que “el tiempo no es más que una dirección más, ortogonal al resto”* Es lo que hay. Viene todo esto a cuento de la publicación (con nueva traducción a cargo de Miguel Temprano García**) de la obra maestra de Kurt Vonnegut, Matadero cinco (Slaughterhouse-Five, 1969; Blackie Books, 2021), cuyo protagonista, Billy Pilgrim, alter ego de Vonnegut, entra y sale del tiempo después de ser abducido por unas criaturas verdes con forma de desatascador  procedentes del planeta Trafálmador. Pilgrim*** va y viene entre varios momentos de su vida en un esfuerzo por borrar los recuerdos de la Segunda Guerra Mundial, especialmente el bombardeo de Dresde entre el 13 y el 15 de febrero de 1945. Más de 130.000 civiles murieron en la ciudad alemana sobre la que las fuerzas aliadas británicas y norteamericanas arrojaron casi 4000 toneladas de bombas, causando el mismo número de muertos que la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima. Es lo que hay. Sin embargo, cuando Matadero cinco se publicó en 1969, la novela fue recibida como una exégesis sobre el conflicto en curso de Estados Unidos en Vietnam. La guerra de Vietnam, aunque ciertamente no es el asunto de la novela, aparece transversalmente, invitando al lector a hacer comparaciones con la Segunda Guerra Mundial. Vietnam se menciona en referencia al hijo de Pilgrim, Robert, quien “tuvo muchos problemas en el instituto, pero luego se alistó en los famosos Boinas Verdes [...] y combatió en Vietnam”, haciendo caso omiso a los consejos del padre: “Les he dicho a mis hijos que bajo ninguna circunstancia participen en ninguna masacre, y que la noticia de una masacre sufrida por sus enemigos no debe llenarlos de alegría ni de satisfacción”. En Matadero cinco, cuyo título hace referencia al matadero de cerdos en el que Vonnegut estuvo prisionero en Dresde, confinado en una cámara frigorífica hasta que fue liberado en mayo de 1945, Pilgrim no lucha contra la muerte, si así lo hiciera estaría condenado al fracaso. Es lo que hay. Pilgrim lucha contra los dolorosos recuerdos de la guerra, de los que solo puede escapar aceptando la idea tralfamadoriana de que el tiempo es simplemente una ilusión: “Lo más importante que aprendí en Tralfámador fue que cuando una persona muere solo aparenta morir. Sigue viva en el pasado, así que es una tontería que la gente llore en su funeral. Todos los momentos, pasados, presentes y futuros, han existido siempre y siempre existirán. Los tralfamadorianos pueden ver lo permanentes que son todos los momentos y pueden contemplar cualquier momento que les interese”. En líneas generales, ahí esta toda la novela de Vonnegut, similar en ciertos aspectos a En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, aunque ciertamente más divertida que ésta. Es lo que hay.





“Cuando un tralfamadoriano ve un cadáver, lo único que piensa es que el muerto se encuentra en mal estado en ese momento particular, pero que la misma persona está bien en muchos otros momentos. Ahora, cuando me entero de que alguien ha muerto, me limito a encogerme de hombros y a decir lo que dicen los trafalmadorianos de los muertos, que es: Es lo que hay”.


Kurt Vonnegut, Matadero cinco



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(*) James Gleick, Viajar en el tiempo (Time Travel. A History, 2016; Crítica, 2017). 

(**) Hay una traducción anterior, de 1987, de Margarita García de Miró, en la colección Contraseñas de Anagrama.

(***) El apellido Pilgrim significa peregrino, viajero.