sábado, 23 de enero de 2021

¡Noticia Bomba!

El mejor retrato de Nueva York lo hizo el escritor Paul Auster en Leviatán: “La vida social en Nueva York tiende a ser demasiado rígida. Una simple cena puede requerir semanas de planificación, y los mejores amigos pueden pasar meses sin tener ningún contacto”. El sentimiento de euforia que transmite la lectura de Leviatán, reeditada recientemente por Anagrama, la editorial que le dio a conocer hace treinta años en España, y que llevaba diez años sin saber nada del autor neoyorquino* hasta hace unos días en los que ha vuelto a poner en circulación sus libros** con nuevas portadas ilustradas por el artista madrileño Manuel Marsol, no se corresponde con la realidad interna de sus dos protagonistas, Benjamin Sachs y Peter Aaron, escritores y amigos íntimos que han perdido el contacto y la capacidad para escribir, o al menos saber qué es bueno y qué no: “Nadie puede decir de dónde proviene un libro, y menos que nadie la persona que lo escribe. Los libros nacen de la ignorancia, y si continúan viviendo después de escritos es sólo en la medida en que no pueden entenderse”. Peter Aaron se despierta una mañana con la noticia de la muerte de su amigo, el cual ha volado en mil pedazos mientras fabricaba una bomba casera en una carretera de Wisconsin: “Era una de esas crípticas historias de dos párrafos enterradas dentro del periódico, pero yo la leí en el New York Times mientras almorzaba. Casi inevitablemente, empecé a pensar en Benjamin Sachs. No había nada en el artículo que indicara de una forma clara que se trataba de él y, sin embargo, al mismo tiempo todo parecía encajar. Hacía casi un año que no hablábamos, pero durante nuestra última conversación él había dicho lo suficiente como para convencerme de que tenía graves problemas, de que se estaba precipitando hacia un oscuro e innombrable desastre”. Lo que hace grande a Leviatán, título de la biografía que Aaron escribe sobre su amigo, es el modo en que Auster consigue hacer de una pequeña noticia perdida en un periódico un libro de escritor, es decir, una reflexión moral y humana a propósito de la muerte de Sachs, de la reconstrucción de todo lo que le llevó a acabar de la manera que acabó y particularmente de la catarsis creativa. ¡Ahí es nada! Como ya habrá quedado claro, es una novela opuesta a la interpretación única. Leviatán continúa el discurso sobre el papel que juega el azar en nuestras vidas presente en toda su obra. Bienvenido (de nuevo) a casa, Mister Auster.




“Yo siempre he sido lento, una persona que se angustia y lucha con cada frase, e incluso en mis mejores días no hago más que avanzar centímetro a centímetro, arrastrándome sobre el vientre como un hombre perdido en el desierto. La palabra más corta está rodeada de kilómetros de silencio para mí, y hasta cuando consigo poner esa palabra en la página, me parece que está allí como un espejismo, una partícula de duda que brilla en la arena”.


Paul Auster, Leviatán


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(*) En 2011 Paul Auster decidió abandonar Anagrama para fichar por Seix Barral, sello del Grupo Planeta, donde las cosas al parecer no le fueron como esperaba, a pesar de haber firmado un contrato millonario.

(**) El palacio de la luna (Moon Palace, 1989; Anagrama, 1990, reed. 2021), La música del azar (The Music of Chance, 1990; Anagrama, 1991, reed. 2021), Leviatán (Leviathan, 1992; Anagrama, 1993, reed. 2021); Mr. Vértigo (Mr. Vertigo, 1994; Anagrama, 1995, reed. 2021).