lunes, 10 de febrero de 2020

Un gurú llamado Philip K. Dick

No sé si habrán caído en la cuenta, pero a veces los libros se revelan antes de ser leídos —incluso mucho antes de ser cogidos de la estantería de la librería para hojearlos— a través de los títulos. No sucede con todos los libros, en todo caso no sucede con cualquier autor. A mí me sucede sobre todo con los escritores de ciencia-ficción. Sin ir más lejos, ayer me puse a pensar en esto cuando le buscaba sitio en mi biblioteca a los últimos libros de Ray Bradbury (Ahora y siempre, Las doradas manzanas del sol, La feria de las tinieblas, El árbol de las brujas) y Philip K. Dick (La penúltima verdad, Los tres estigmas de Palmer Eldritch, Ubik, Fluyan mis lágrimas, dijo el policía), publicados por Minotauro en la Biblioteca de Autor. Llevaban varios días amontonados en la mesilla de noche de cualquier manera, apilados casi hasta el techo, junto con una biografía de Philip K. Dick escrita por su tercera mujer, Anne Williams Rubinstein —después Anne R. Dick—, titulada En busca de Philip K. Dick (The Search for Philip K. Dick, 1995, 2009, 2010; Gigamesh, 2020). Puede que En busca de Philip K. Dick no arroje una luz excesiva a los rincones oscuros de este autor visionario, paranoico, para algunos un gurú, que se sentía espiado por los servicios secretos estadounidenses. De hecho, los mejores momentos del libro hay que buscarlos antes y después de sus alucinaciones y paranoias, como cuando Dick se muestra azorado, atolondrado, incómodo, desorientado, no sabe cómo comportarse, al ver a su mujer tomando el sol desnuda en el jardín de su casa de Point Reyes Station, California. Para quienes no conozcan la obra de Dick, hay también una buena cantidad de jugosas anécdotas y reflexiones sobre sus títulos más conocidos, como Confesiones de un artista de mierda —su novela más autobiográfica y personal—, El hombre del castillo, Tiempo de Marte, Los tres estigmas de Palmer Eldritch, Ubik, Fluyan mis lágrimas, dijo el policía y la que todos consideran su obra maestra, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, pero no terminan de mostrar el infierno que se vive dentro de la cabeza del autor. No obstante, a diferencia de la célebre biografía de Emmanuel Carrère sobre Dick, Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos (Je suis vivant et vous êtes morts, 1993; Anagrama 2018), en la que el novelista francés se adentra en las profundidades de la mente del escritor, la biografía de Anne es la que más nos acerca al verdadero yo de este autor vulnerable, esquivo y poliédrico que nunca quiso llamar la atención.




“No llames jamás la atención de las autoridades. No nos intereses nunca. No hagas que deseemos saber cosas acerca de ti”.

Philip K. Dick, Fluyan mis lágrimas, dijo el policía