El Premio Nobel de Literatura de 2020 ha recaído en la poetisa estadounidense Louise Glück. Como dice el dicho: “Mi gozo en un pozo”. O si lo prefieren, mi gozo hizo glu glu glu glu. Pues mi favorita —y la de muchos— era la poetisa canadiense en lengua inglesa Anne Carson. Se sabe que a la Academia Sueca no le gusta ser segundo plato, de ahí que el Premio Princesa de Asturias de las Letras de 2020 concedido a Anne Carson en junio de este año haya hecho que sus miembros se decantasen a regañadientes por Louise Glück. Lo de Carson no es nuevo, le sucedió a Arthur Miller, Claudio Magris, Paul Auster, Amos Oz, Margaret Atwood, Ismael Kadaré, Amin Maalouf, Leonard Cohen y Philip Roth, entre otros, que vieron cómo sus candidaturas al Premio Nobel de Literatura caían en saco roto tan pronto como la Fundación Princesa de Asturias (Príncipe de Asturias hasta 2014) les otorgó su premio anual*. Carson no tiene el Nobel —ellos se lo pierden—, pero tiene el reconocimiento de sus lectores, que somos muchos. Cualquiera que haya leído alguno de los libros de poesía de Carson, en especial Autobiografía de Rojo (Autobiography of Red, 1998; Pre-Textos, 2016), Hombres en sus horas libres (Men in the Off Hours, 2000; Pre-Textos, 2007) y La belleza del marido (The Beauty of the Husband; 2001; Lumen, 2003), sabe que no se trata sólo de poesía: casi se podría decir que Carson funde edades históricas a través de la sensibilidad y la épica de sus composiciones —a veces ensayos narrativos o novelas en verso—, que atraviesan océanos de tiempo, bañadas en una estética ancestral, pero revelándose a la vez absolutamente contemporáneas y ancladas al presente. El resultado, como escribe el traductor Andreu Jaume en el prólogo de La belleza del marido, es una “obra ecléctica, mezcla de ensayo, narración y verso, [que] ha tensado los límites de la poesía e incluso del libro”. Demasiado para una Academia (la sueca, pero ya que estamos, la estadounidense también, donde ni siquiera figura Louise Glück) que después de los últimos escándalos de filtraciones y abusos sexuales ha terminado por abrazar el conservadurismo frente a la reinvención.
“No me avergüenza decir que lo amé por su belleza.
Como volvería a amarlo si se acerca.
La belleza convence. Ya sabes que la belleza hace posible el sexo.
La belleza hace el sexo sexo”.
Anne Carson, La belleza del marido
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(*) La única excepción fue la escritora británica Doris Lessing, que obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2001 y el Premio Nobel de Literatura en 2007. Por utilizar un símil futbolístico, el galardón español le costó a la autora de El cuaderno dorado estar seis años sentada en el banquillo de los nobelables hasta cumplir los 88 años. Aunque también hicieron doblete Mario Vargas Llosa (Príncipe de Asturias en 1986 y Premio Nobel en 2010) y Camilo José Cela (Príncipe de Asturias en 1987 y Premio Nobel en 1989), en realidad no cuentan porque en el pasado siglo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras tenía por norma no escrita galardonar únicamente a autores de habla hispana.